En tu mirada diáfana habita un universo que me elude, divide mi ser entre el que soy y aquel que deseo ser.
Yazco sórdido, envuelto en el aroma de tu piel
Humo almendrado que se eleva al expirar de la hoguera
Un universo color carmesí, inaccesible.
Con cielos rojizos y tierra olor a fresas
Ahí el tiempo es distinto, tardío.
Como suaves huellas en la arena de hábil felino
En tu mirada habita un universo entero que desconozco, pero logro ver en la distancia, con sus propias leyes físicas y fuerzas gravitacionales que manipulan el espacio tiempo, tanto, que mientras en este lugar han pasado cinco segundos, puedo ver que tú ya has vivido por lo menos unas dos vidas completas, estoy tan seguro de esto, que cuándo te hago volver con la voz y mil preguntas estúpidas, debo recordarte quién soy, y a veces, quien eres tú.