Te busqué, por todos lados, en todas partes, y hoy, te encuentro en mis versos, en mis horas cálidas y en mi taza de café cada mañana.
A veces, también existes en mi sangre, que transita infinitamente por un corazón asistolico, insuficiente; en ese torrente rojizo brillante, que sólo tú y yo conocemos; en esas viejas calles, que tantos días hemos recorrido con los sueños entrelazados.
Prefiero, mil y una vez, repetir los mismos versos en tu boca, y encontrar vida entre tus delgados labios.
A veces, yo te abrazo y tú, dulce y tierna, te aferras a mi pecho, de a poco, te vuelves mía y yo tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario