Alma agónica y sofocada
de ojos en remisión redentora, callada
Anhelo alcanzar el perdón
Pero duermo confieso y despierto pecador
Aterrado de hablar con Dios
Padre, te suplico escucha mi oración
Heredé la muerte y por corazón poseo a un traidor
¿a caso logras oír mi voz?
Te busqué entre las letras cansadas
Entre mis ocasos de rojas almas
En las mañanas grises
Y mis tormentosas madrugadas
Famélico de tu alma
Vivía del frugal rocio de tus mañanas
Como se vive del amor a medias
En total oscuridad, a tientas
Pero hoy veo tu luz,
Tu amor, cubierto por tus alas remeras
Para saciar mi eterna agonía
Ese infinito vacío y hueco
Te busqué en cada una de tus cartas
Te busqué en tus versos y palabras
Acercarme a ti para mi corazón fue bueno
Y tú, respondiste a los ecos de mi melancolía.
Al fin, a ti llegó mi ruego.
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