Apenas punzas mi piel y yo surjo ingràvido,
navegante naufrago de tus penetrantes aromas,
de tus sórdidas calles transeúnte, caminata interminable.
Busco ávido tu luz entre la basura regurgitante.
Tu ambiguo nombre carece de significado y significante.
Mi voz de lija retira despacio tu maquillaje
para mí, cualquier asfalto es piel y catre.
Soy el animal que se arrastra de noche, huyen de mí las aves.
Y sueño sueños de vidas ajenas, distantes.
A la orilla del mar sigo tus huellas difusas,
mis manos son las de un infante y estiro mi voz hasta ti, madre, madre, madre.
Pero despierto y han vuelto las mareas sangrantes,
la caminata interminable, la búsqueda eterna del fármaco aliciente.