lunes, 13 de octubre de 2025

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           Es un placer verte otra vez.

Esta versión tuya es distinta a la anterior.
Me gusta.

Quizás te preguntes quién soy,
o qué haces aquí.
No te preocupes.
Las respuestas no llegarán de golpe.

Has venido a recordar.
Con la sombra que dejaste en los pasillos,
con la sal que aún llevas en la piel,
con la herida que ya no sangra.

No temas.

Has cruzado este umbral mil veces, en vidas pasadas.
Los mismos pasillos.
El mismo río.
La misma ventana.
Los mismos aromas: especias añejas, maderas, cortezas, miel de abeja,
y un par de ojos tristes.

El mismo mármol bajo tus pies,
suave al tacto,
erosionado por las memorias y los ecos de otras eras.
Tu sombra aún deambula por algún laberinto de puertas,
como un niño buscando a su madre entre desconocidos.

Cuando decidas cruzar (si decides hacerlo),
¿caminarás hacia la izquierda o hacia la derecha?
¿Te quedarás quieta, fingiendo elegir algo?

Y si entras a una habitación vieja,
aún llena de su aroma...
¿te quedarías a vivir en ella?

¿O seguirás caminando hacia las olas,
hacia la roca sin vértices,
la roca que sangra hacia el mar?

Quizás te preguntes qué hay más allá del mar,
de la sal, de la sangre,
de los gigantes recostados en el horizonte.

Quizás te preguntes quién soy.

Y es que, aunque aún no te reconoces...

no temas.
Sé que un día lo harás.

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